LA PAZ, AFP-EFE
Policías de bajo rango amotinados por demandas salariales han tomado la Plaza de Armas de La Paz, frente al palacio presidencial, tras chocar con manifestantes favorables al jefe de
Estado, Evo Morales.
Al grito de “¡esta es nuestra plaza!” y ¡fuera masistas! (militantes del oficialista Movimiento al Socialismo, MAS) los sublevados, con las caras cubiertas, se lanzaron sobre un
minoritario grupo de personas afines al oficialismo que con vestimentas indígenas y pancartas ingresaban a la plaza de gobierno para expresar su respaldo al Mandatario.
A empellones y golpes los desalojaron del área. Los insultos sobre los oficialistas se multiplicaban: “¡pichicateros (drogadictos)!”, “¡narcotraficantes!, “¡contrabandistas”,
vociferaban con rabia los amotinados, agitando palos y fierros de manera amenazadora.
Sombreros, ponchos, chicotes (símbolo de mando de los indígenas), pancartas, panfletería y ‘whipalas’ (bandera multicolor indígena) les fueron arrebatados y exhibidos como botín de
guerra para terminar ardiendo en improvisadas hogueras.
Los policías rebeldes los dispersaron además con gases lacrimógenos.
Contra oficialistas
En puertas del palacio gubernamental se trenzaron a golpes mujeres de pollera de origen indígena, personas de la misma clase social, pues los policías de tropa son en su mayoría
descendientes de aymaras y quechuas, las etnias que apoyan al presidente Morales.
Los policías amotinados respondían así a la presencia de manifestantes oficialistas que consideraban provocadora. “¡No provoquen!, ¡no provoquen!, repetían incesantemente los
amotinados, que mantuvieron a raya a sus inermes adversarios, a menos de cien metros del palacio presidencial.
A través de los medios estatales se había convocado a los sindicatos afines al Gobierno para que expresaran su respaldo al presidente, amenazado según el oficialismo por una
conspiración golpista.
Los sindicatos indígenas afines al mandatario boliviano, los únicos autorizados hasta ahora para manifestarse en ese espacio, eran echados a golpes por los policías que, en otras
circunstancias, autorizaban su paso. Cualquier persona con vestimenta indígena era objeto de agresiones y desalojada.
La situación
Los policías llevan cinco días amotinados en todo el país demandando un salario de 2.000 bolivianos (287 dólares, casi un 70% más de lo que reciben) y han rechazado un acuerdo
firmado en la madrugada del domingo, por considerarlo insuficiente. “¡Migajas no, salario sí!, es el estribillo coreado con más frecuencia por los amotinados.
Una mujer policía, con el rostro cubierto con una pañoleta blanca, le dice a la AFP: el sueldo “no me alcanza para todo el mes” y “lo que ofreció el gobierno es una burla”.
Aunque las autoridades han pretendido convencer a la ciudadanía de que las actividades se desarrollan con “absoluta normalidad”, es evidente que el repliegue de los policías dejó a
las ciudades sin protección, obligando incluso al cierre temporal de los bancos privados.
‘No tenemos miedo’
El vicepresidente, Álvaro García, se quejó de que “los amotinados impedían el trabajo de los funcionarios del Palacio Legislativo y la Cancillería”, ubicados en el perímetro de la
Plaza de Armas.
Poco después, en una demostración de fuerza, irrumpió en ese lugar un grupo de 70 policías uniformados, blandiendo armas. Llevaban los rostros cubiertos y chalecos antibalas. Tras
ellos, una masiva manifestación de policías coreaba consignas: “¡Con la verde no se juega (aludiendo al color de su uniforme)!”, “La verde se respeta” y “No tenemos
miedo”.
“No estamos contra el Gobierno, luchamos por una vida digna”, dijo a la AFP uno de los policías rebeldes, mientras la marcha policial vociferaba “¡esto no es un golpe!”
No faltaron los insultos dirigidos contra el presidente: “Evo, cabrón, el pueblo no es masista”, “Evo resentido, por pichicatero”.
En otras ciudades
En la capital constitucional Sucre, los policías se manifestaron armados en las calles, mientras que en la ciudad andina de Potosí marcharon encadenados.
La tensión también se mantiene en el resto del país, en particular en Cochabamba y la ciudad oriental de Santa Cruz, donde los agentes tomaron este lunes los comandos
regionales.
Los amotinados aguardan un nuevo diálogo con el Gobierno, tras desconocer a sus representantes y rechazar un acuerdo que firmaron con ministros el fin de semana porque lo consideran
insuficiente.
‘No queremos derrocarlo’
Los indígenas bolivianos que defienden la reserva natural Tipnis con una marcha que llegará a La Paz en dos o tres días rechazaron ayer la acusación del Gobierno de Evo Morales de
que se unirán a miles de policías amotinados desde la semana pasada para dar un golpe de Estado.
El líder del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), Fernando Vargas, negó que los amazónicos pretendan derrocar a Morales y aseguró que solo defienden sus
derechos y su "casa grande", como llaman a la reserva natural amenazada por una carretera que impulsa el Mandatario.
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